miércoles, junio 22, 2005

San Juan

Cómo cambian las cosas en la vida. Hace ya años, cuando era pequeña, estas fechas eran muy especiales para mí. Se acercaba la noche de San Juan. Una noche mágica. Las calles se llenaban de gente, el parque infantil de apasionados bailarines de Paquito el Chocolatero. La típica orquesta de ferias de pueblo entonaba (o desentonaba más bien) los últimos éxitos del momento. Se empezaban a respirar las vacaciones de verano en el ambiente. La hoguera, en la que se quemaban todos los males del año, y que algunos saltaban para ahuyentar los malos espíritus ardía fervorosamente en la cálida noche estrellada. Cuando sus últimas llamas se extinguían, los relucientes colores de los fuegos artificiales iluminaban el firmamento. Hace ya mucho tiempo, incluso había casetas con coches de choque y concursos de todo tipo en los que daban medallas. Yo una vez gané una, y en una carrera, nada más y nada menos...

Como cambian los tiempos. Ya no hay feria, ni coches de choque. Ya no mantengo el contacto con aquéllos compañeros de clase con los que bailaba Paquito el Chocolatero. La hoguera, que en sus tiempos era prácticamente familiar, se ha convertido en un acto masivo al que se han añadido la presencia de bomberos y Samur. Los fuegos artificiales son prácticamente a la vez que la hoguera, con lo que ver una cosa impide disfrutar la otra. Y después de los fuegos, si es día de diario, el silencio. Que la gente trabaja al día siguiente.

Cómo cambian las personas. Recuerdo el primer año de carrera, la primera vez en mi vida en la que no pude bajar a las fiestas. Fue un viernes. Tenía examen el sábado. Era la pérdida de una tradición a la que había asistido puntualmente desde siempre. Oía la música desde mi casa, y oí los fuegos mientras intentaba dormir. Fue la primera vez que no fui, pero no fue la última. Y después de un par de ausencias, dejé de esperar con ilusión ese día, porque sabía que no iba a poder asistir. Además, ya no tenía el mismo encanto. Al menos, no para mí. Bailar al son de música de feria es mucho más fácil cuando se tienen diez años. Luego, pierde toda su gracia. Esta actividad muchos la han sustituído por hacer botellón en el césped mientras suena la música. Pero ése no es el espíritu... o al menos, no lo era. Sencillamente, no es lo mismo.

Cómo hay cosas que no cambian. A pesar de todos los cambios, la magia sigue ahí. Se podrá maquillar la celebración, pero lo básico sigue existiendo. Las llamas de la hoguera volverán a calentar la noche de San Juan este año. Los fuegos artificiales darán la bienvenida al verano, como lo han hecho desde siempre. Yo no sé si podré estar ahí para verlo, pero lo que si es seguro es que los disfrutaré desde mi casa, como he venido haciendo estos últimos años. Quizá baje un rato, a ver la hoguera, pero no me atreveré a saltarla. Al fin y al cabo, nunca me he atrevido a hacerlo... ¿Por qué tendría que ser éste precisamente el primer año?

Y ya se sabe...

Salto por encima de la hoguera de San Juan
para que no me muerda ni culebra ni can

martes, junio 21, 2005

Pues hace ya dos semanas que soy "un ser superior"... y no me siento distinta. Me vale la misma ropa, sigo teniendo los mismos gustos y no he cambiado demasiado... Bueno, un poco sí, porque ya estoy empezando a echar barriguita... Yo pensaba que eso ocurría durante la carrera, pero bueno, debe ser que soy de efectos retardados. Lo bueno es que aún no se me está empezando a caer el pelo, con lo que parece que al menos me he librado de una maldición de todo buen teleco... ¿o será que a lo mejor no soy tan buen teleco?
Bueno, qué más dá, el caso es que he terminado esa etapa de mi vida... y uno mira hacia atrás, y ve todo lo que se ha esforzado, los resultados que ha obtenido, lo bien que se lo ha pasado, los buenos amigos que ha hecho y que espera que le duren durante mucho tiempo... y es imposible no ponerse nostálgico... y no ponerse a temblar con lo que se le echa encima...
Y es que, tanto tiempo con un solo objetivo en la cabeza, da para mucho. Siempre llegan las típicas ideas y proyectos que uno dice "lo apunto en mi lista de cosas que hacer cuando termine la carrera". Y ahora ese momento ha llegado. Y la lista es enorme... Y lo único que apetece es descansar. Tumbarse en el sillón y ver cómo un cocinero que no se pone gorro hace un granizado de sandía. Y pensar: "eso lo tengo que hacer yo, que tiene buena pinta". Y añadirlo a la lista de cosas pendientes...
Y mañana será otro día...

domingo, junio 12, 2005

Siempre he pensado que los recuerdos son la única cosa en esta vida que uno siempre tiene consigo. Las fotos que uno hizo para recordar aquel maravilloso viaje a Alemania o los sentimientos que apuntó en un papel se terminan perdiendo o extraviando... Pero los recuerdos permanecen siempre, al igual que los buenos amigos. Siempre están allí. Da igual que llueve, truene o haga un sol magnífico. Este es un blog creado para mantener vivos esos recuerdos y compartirlos con todos esos buenos amigos. Espero que os guste. !Muchos besos a todos!